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Los precios de las naftas y el gasoil, eje de una fuerte disputa |
Fecha: 2017-03-23 |
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El gobierno de Mauricio Macri está a punto de producir una rareza, si se toma en cuenta la polÃtica de tarifas que ha aplicado hasta el momento. Aunque la luz y el gas aumentaron ya varias veces, el mismo equipo que tomó esas medidas podrÃa decidir ahora una baja en los precios de los combustibles a partir de abril. El consumidor, sin embargo, aún no deberÃa alegrarse, porque las petroleras están presionando para que les dejen aumentar los precios hasta un 7 por ciento.
Las empresas tienen motivos para sostener lo que piden. Por ejemplo, que en 2016 absorbieron una parte de los aumentos y esperaron hasta principios de este año para compensar su situación económica.
A principios de año, el Ministerio de EnergÃa, que maneja Juan José Aranguren, y las empresas petroleras, como YPF, Shell, Axion, Petrobras y Oil, sellaron un acuerdo para revisar cada tres meses los precios de las naftas y el gasoil en el paÃs, cuya aplicación debe ocurrir en la primera semana después del perÃodo vencido. En este caso, en los primeros siete dÃas del mes próximo.
El convenio incluye una fórmula especÃfica que contempla la evolución del precio del petróleo, el de los biocombustibles y la marcha del tipo de cambio del peso con el dólar, los tres factores que más influyen en los costos de las empresas. Si se considera la evolución del crudo y del tipo de cambio (el peso está más barato de lo previsto), los precios en los surtidores deberÃan bajar en abril. Una fuente que participa de las discusiones y pidió reserva de su nombre explicó a LA NACION que las matemáticas arrojaban hasta ayer que el gasoil deberÃa bajar 3,4% y las naftas, 1,9%. Esas cifras incluyen un componente fijo para cada uno de los insumos que tiende a aumentar el precio final. Y podrÃan sufrir modificaciones en lo que queda de este mes.
Fuentes oficiales de trato frecuente con la Jefatura de Gabinete, a cargo de Marcos Peña, y el viceministro Gustavo Lopetegui explicaron que la decisión final correrá por cuenta de la polÃtica. Para eso, esperan tener los últimos números que les pase el Ministerio de EnergÃa.
Eso se debe a que hay varios motivos para no retocar a la baja los surtidores, pese a que asà lo indique el acuerdo al que llegaron las empresas y el Gobierno. Ambos lados del escritorio tienen argumentos que pueden resultar convincentes.
Por el lado oficial, aún no definen si una baja en las pizarras ahora será premio suficiente como para compensar el costo polÃtico de un aumento mayor en las vÃsperas de las elecciones de medio término (por un eventual aumento del crudo, los biocombustibles o el tipo de cambio). Dicho de otra manera: los precios de los combustibles podrÃan mantenerse como hasta ahora y las petroleras deberÃan compensar el favor con una suba menor en el futuro.
Reclamo privado
Las empresas van un poco más lejos. Lejos de esperar una rebaja que recortarÃa su facturación, en los encuentros que mantuvieron con funcionarios pidieron subas de entre el 5 y el 7% para el próximo trimestre.
Aunque va en contra de su deseo de contener la inflación, el Gobierno tiene motivos para atender ese reclamo. Por caso, los planes de inversión de la petrolera YPF, que está bajo control del Estado, dependen en más de un 80% de su flujo de fondos, en especial en un perÃodo en el que no tiene previsto acudir con insistencia al financiamiento de terceros.
Según informó la compañÃa dÃas atrás a la Comisión Nacional de Valores (CNV), el organismo que regula las empresas que cotizan en Bolsa, registró el año pasado una pérdida de $ 28.379 millones, por lo que su resultado neto se deterioró un 741%, principalmente por la devaluación del peso de fines de 2015.
En menor medida, la misma situación alcanzó a otras petroleras.
El futuro de YPF no es un dato menor para el Gobierno. No sólo se trata de la mayor empresa del paÃs, sino que también es uno de los grandes puntales de la actividad económica en las provincias petroleras.
Según el plan original, el Estado debÃa oficiar como el mediador de las decisiones del sector privado (el cálculo de la fórmula corre por cuenta de las empresas), pero sin incidencia definitiva debido a que los precios de los combustibles son libres en el paÃs, al menos formalmente.
De todas maneras, es probable que la decisión la tomen Marcos Peña, Lopetegui y el propio Macri en los próximos dÃas, cuando le lleven el número final sobre lo que deberÃa ocurrir con los combustibles en el paÃs.
Los precios de los combustibles se inclinaron al alza el año pasado, al igual que casi todos los precios de la economÃa. Lo hicieron, sin embargo, por debajo de la inflación.
En 2016, las naftas y el gasoil treparon 31%, mientras el costo de vida aumentó en torno del 40% en el mismo perÃodo. A esa cifra se agregó este año otro 8%. Esos aumentos marcan también la cancha para este año. En comparación con esas cifras, el ajuste que piden las empresas parece una cifra más moderada.
La mayor parte de los incrementos estuvieron empujados por la inflación en pesos. Eso se debe a que las estaciones de servicio cobran en pesos, pero las refinerÃas cancelan la mayor parte de sus costos en dólares (el barril de crudo, su principal materia prima, está atado a la moneda norteamericana). AsÃ, necesitaron más pesos para comprar petróleo.
LA NACIÓN |
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