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| Hace tres años México cambió su rumbo petrolero |
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Fecha: 2017-04-03 |
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El país que preside Enrique Peña Nieto pone punto final a un monopolio bajo el que Pemex ha operado en los últimos 70 años a raíz de la expropiación de la compañía en 1938. México quiere dar entrada a las grandes petroleras internacionales, pero también a las pequeñas y medianas empresas.
México prometió ser el paradigma de las aperturas petroleras. “Sólo cambiaron dos párrafos de su Constitución, pero pusieron lenguajes inmensamente amplios”. Así se refirió el experto del sector energético Horacio de Uriarte Flores, socio de Mijares, Angoitia, Cortés y Fuentes, con motivo de unas jornadas organizadas por el despacho Clifford Chance sobre la reforma del mercado mexicano. La ilusión no es para menos. México era visto hasta hace bien poco como uno de los países más restrictivos en materia energética. Sin embargo, la reforma impulsada por el Gobierno de Enrique Peña Nieto ha dado un giro de 180 grados a la percepción de este país. A finales de 2013, el Ejecutivo federal cambió los artículos 25, 27 y 28 de su Constitución para permitir a las empresas privadas participar en la exploración y extracción de petróleo, a través de diferentes contratos con el Gobierno mexicano, como el de producción compartida. Con estos cambios, este país terminó de un plumazo con un monopolio bajo el que Pemex ha operado durante los últimos 70 años a raíz de la expropiación de la petrolera en 1938.
El marco constitucional anterior a la reforma establecía que Pemex era la única empresa que podría extraer hidrocarburos del subsuelo. Bajo este cambio de escenario se esconde una caída de la producción en los últimos años, que pasó de 3,4 millones de barriles diarios en 2004 a 2,5 millones de barriles diarios el pasado año. Asimismo, México nada literalmente sobre una balsa de crudo que no ha podido ser evaluada por la falta de tecnología para poder acceder a los hidrocarburos que se encuentran en aguas profundas. Según las estimaciones de la propia compañía estatal, desarrollar el potencial de la industria nacional de exploración y extracción requeriría de aproximadamente 60.000 millones de dólares al año para el portafolio de inversión identificado.
Pero, ¿cómo va a ejecutar México esta apertura? La reforma no se limita a los cambios en tres artículos de la Constitución, sino que se complementa con la denominada legislación secundaria en materia energética, que consta de 21 leyes (9 nuevas y 12 que han sufrido modificaciones). Estas nuevas normativas van desde la Ley de Hidrocarburos y del Fondo Mexicano de Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo hasta la modificación de la Ley General de Deuda Pública. Asimismo, el Ejecutivo federal ha publicado los correspondientes reglamentos para poner en marcha la apertura. La pregunta que se plantean ahora en diferentes ámbitos es cómo deben actuar las empresas para entrar en el mercado mexicano. Por el momento, las empresas interesadas ya están en conversaciones con la Secretaría de Energía (Sener) y de Hacienda, que son los organismos que deben fijar las condiciones contractuales a las compañías (impuestos, regalías, etc).
Asignaciones de Exploración
La participación de los particulares se puede realizar de distintas formas, mediante la interacción con diferentes autoridades. Por ejemplo, para el reconocimiento y exploración superficial o la perforación de pozos los permisos se otorgarán mediante la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) y podrán ser subcontratados a través de Pemex. La Comisión será también quien suscriba los contratos de exploración y extracción que se determinarán en la Ronda 1, uno de los hitos más esperados, ya que permitirá que los inversores nacionales y extranjeros puedan conocer las áreas por las que pueden pujar. En concreto, en esta ronda se definirán qué campos se abrirán a la inversión privada, en los que Pemex podrá participar en igualdad de condiciones.
Las autoridades federales han avanzado que las bases o reglas para la Ronda 1 se publicarán durante el primer trimestre de 2015. Cabe recordar que en la Ronda Cero (proceso mediante el que Pemex seleccionó los campos que quiere explotar antes de la entrada de empresas privadas), la compañía estatal recibió el 83 por ciento de las reservas probadas y el 21 por ciento de los recursos prospectivos con base a sus capacidades técnicas y financieras. Las asignaciones a Pemex incluyen 60 campos para la extracción y 109 para la exploración, en los que la estatal planea asociarse en 10 proyectos en los denominados farm-outs en el corto plazo. De hecho, el grupo ya ha firmado potentes acuerdos con empresas como ENI o Chevron. Estos 10 proyectos constan de seis campos maduros (tres terrestres y tres marinos); un proyecto de crudo extra pesado, un proyecto de gas en aguas profundas y dos proyectos en el área de Perdido. Las adjudicaciones se realizarán mediante licitación pública y se espera que las prebases para licitación se conozcan a finales de este año y que los procesos se inicien a mediados de enero de 2015.
Los nuevos contratos petroleros
Por su parte, los contratos para la Exploración y Extracción pueden ser adjudicados a empresas mexicanas (aunque pueden contar con capital extranjero) o a empresas productivas del Estado a través de licitaciones. Estos contratos serán adjudicados mediante licitación pública. En primer lugar, la Secretaría de Energía (Sener), con asistencia de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, seleccionará el área a licitar y con base a ello, determinará el tipo de contrato aplicable. Sener diseñará el contrato (incluyendo la determinación sobre el contenido nacional), con el apoyo de la Secretaría de Hacienda, que determinará los aspectos fiscales del contrato, y con la opinión de la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) en cuanto al mecanismo de adjudicación. A continuación, la CNH licitará adjudica, celebrará y administrará los contratos, que pueden ser de cuatro tipos: producción compartida, utilidad compartida, licencia o servicios, y las reservas se pueden reportar para efectos contables.
En todo este proceso es de gran relevancia que el Gobierno ha ido a buscar a las grandes petroleras con músculo financiero y capacidad tecnológica, pero también ha querido atraer a las pequeñas y medias empresas que tienen su hueco en esta apertura petrolera. “Un cambio radical” que se ha tramitado en un tiempo récord de 5 meses, lo que da señales de la fuerte voluntad política para llevar a cabo la reforma aprobada. La comunidad internacional elogia sin titubeos este tipo de eventos en aras de una mayor liberalización y competencia.
TÉLAM |
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